Las feromonas, sustancias químicas secretadas por la mayoría de los animales y que tienen como objetivo provocar en los individuos que detectan esa sustancia, comportamientos específicos,
¿Quien no ha sido seducido por el perfume de una persona?, ese olor que queda fijado en la memoria y que te recuerda a ese alguien cada vez que reconoces ese perfume.
Un olor que produce una atracción sobre la persona que lo lleva.
Pero, ¿que es lo que nos atrae realmente, la persona o su perfume?
La mayoría de la veces, la causa de éxito de un perfume, no es otra cosa, que añadir a su composición alguno de los siguientes ingredientes , “androstenona”, “androstenol” y “andros tene diona”, es decir, feromonas, sintéticas.
Estos estímulos son detectados gracias al órgano vomero nasal, el cual encuentra dentro de la nariz y es el responsable de detectar esa feromona y enviar una señal de respuesta sexual al cerebro.
Si bien el hombre segrega estas sustancias de forma natural, los cosméticos, desodorantes, jabones, etc, hacen que esta sustancia, no se trasmita con la misma facilidad que lo hacen el resto de animales, además viven en entornos donde no sufren tantas agresiones químicas y olfativas como nosotros.
Y es ahí, donde la industria del perfume se ha dado cuenta, de la utilidad de este tipo de aditivos.
Si bien la capacidad de sintetizar feromonas de forma industrial es relativamente reciente, los egipcios, ya utilizaban esta técnica en la elaboración de sus bálsamos y perfumes.
No todas las marcas de perfume utilizan feromonas es su composición, pero se puede reconocer perfectamente que fabricantes si las usan, ya que su efecto, lo notareis al instante.
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