Septiembre de 1999, una oleada de atentados en Rusia deja 293 victimas mortales y más de 650 heridos, dichos atentados atribuidos a terroristas Chechenos, dieron lugar a la segunda guerra chechena y propiciaron la llegada al poder, de un antiguo miembro del KGB, Vladimir Putin.
A pesar de que las milicias chechenas negaron la autoría de dichos atentados, argumentando que los muhaidines luchaban contra el ejercito ruso y no contra mujeres y niños, el gobierno ruso, dio por buenas las investigaciones, del FSB, servicio federal de seguridad, agencia que sustituyó al KGB y del que fuera máximo responsable, Vladimir Putin.
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Años más tarde, un antiguo agente del servicio central de inteligencia ruso, confirmó que dichos atentados, habían sido realizados por los sucesores del KGB, y no por los chechenos.
Dicho agente no era otro que Alexander Litvinenko, muerto por polonio en noviembre de 2006, un ejemplo más, de la nueva forma de hacer guerra en los gobiernos, el terrorismo de falsa bandera.
El concepto de falsa bandera no es nuevo, se ha usado en la mayoría de las guerras, vestir el uniforme del enemigo o enarbolar una bandera falsa es una táctica tan corriente que hasta esta regulada en el derecho bélico.
Lo que ya no es tan habitual, algo a lo que no estamos tan acostumbrados es que gobiernos supuestamente democráticos, usen esa vieja táctica, contra su población, ejerciendo una nueva modalidad de falsa bandera, los auto-atentados.
Las guerras, desde que el hombre es hombre, han tenido un solo objetivo, poder. cuando se ataca a otra potencia, no se hace para liberar a un pueblo de su esclavitud, de los abusos de un tirano o por causas humanitarias, se hace por dinero, así ha sido siempre, y así sigue siendo,
Pero las guerras cuestan dinero y recursos, muchos recursos, y alguien tiene que financiar esas guerras, y ese alguien no otro que los ciudadanos.
Antes las guerras se financiaban por decreto, el rey de turno, el gobernante o quien quiera que fuera que tomaba la decision de entrar en guerra, tiraba de los fondos del estado y adelante, y si eso no era suficiente, se imponian impuestos para la guerra.
Pero las cosas han cambiado, y cada vez cuesta mas financiar las guerras, los soldados profesionales no son los antiguos reclutas forzosos que salían prácticamente gratis, y el coste de las armas, se ha disparado exponencialmente, por lo que convencer al contribuyente de una invasión, es algo, que en pleno siglo XXI es cada vez, más complicado.
Por tanto , si se quiere el petroleo de un país, el oleoducto de otro, o las comunicaciones de otro más, hay que convencer a la opinión publica, y cuanto más suculento es el botín de guerra previsto, más drásticos serán, en su intento de convencernos.
Pero a veces, la resistencia de la población a una nueva intervención bélica es tanta, que ni mentiras, pruebas falsas o noticias manipuladas en medios de comunicación son suficientes, se necesita algo mas, algo que indigne al pueblo de tal manera que sea este mismo pueblo, anteriormente reticente a una intervención militar, el que exige al sus dirigentes, que ataque.
Y para eso, nada tan efectivo, como el terrorismo de falsa bandera.
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Pero no todos los gobiernos, son tan expeditivos como el ruso, los hay muy sutiles, y practican otro tipo de atentados de falsa bandera, se trata de atentados consentidos.
Ordenar un auto atentado puede dejar pistas, y cabos sueltos y según que países, el riesgo es alto, por lo que lo mas fácil para que algo ocurra, es simplemente, dejar que suceda.
Y para ello basta con que un servicio secreto mire al otro lado y deje la puerta abierta, que un servicio de inteligencia detecte células terroristas en un país y no intervenga, que la agencia de seguriad las deje moverse libremente por el país sin ponerles obstáculo y que cuando detecte el ataque no haga nada, es algo, que desgraciadamente, ya ha ocurrido. y todos tenemos en mente
Si te interesa que te roben el coche, puedes hacerlo tu, o dejar la puerta abierta con las llaves puestas, y mirar hacia , otro lado...
Sea como fuere, el objetivo cumplido, una disculpa para que la industria bélica, y los grandes lobys, sigan viendo, a costa de la sangre de unos y la manipulación de otros.
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